Rebuscada, pobre y rayando en lo absurdo.
Tal vez existan miles de fans de esta entrega, pero los siguientes párrafos pueden no ser gratos para ellos, aunque esta historia viéndolo desde una perspectiva infantil… a todos nos gusta lo fantástico, soñar con mundos que en algún momento existieron (aunque sea en nuestra mente) suena muy tentador, maravilloso y formidable. PERO… tarde o temprano llega el punto en que HARTA. Cualquiera que sea el asunto si no existe una evolución importante en los hechos.
Piratas del Caribe 4, protagonizada por Johnny Deep, Penélope Cruz, Geoffrey Rush, Ian McShane, Keith Richards y Sam Claflin; bajo la producción de Jerry Bruckheimer y en la batuta Rob Marshall, que tiene en su trayectoria: Chicago y Memorias de una Geisha. La historia en cuestión no relata las “nuevas” aventuras del Capitán Jack Sparrow que se encuentra en búsqueda de la legendaria Fuente de la juventud. Pero tras ella, se hallan también los reyes de España e Inglaterra. Luego de escapar de las garras del viejo conocido Barbossa, expirata devenido secuaz del rey inglés, el pasado le hará una zancadilla a la huida de Sparrow: Angélica, amor de juventud, una bella, misteriosa y un tanto histérica mujer, llevará a Sparrow al barco de su padre Barbanegra, donde el querido y alcohólico capitán encontrará un nuevo enemigo. La historia continua en la búsqueda incansable de la famosa fuente.
Estamos ante la cuarta entrega (aunque usted no las quiera) de esta singular saga de la vida del pirata Sparrow por diferentes momentos de su vida. Pero el planteamiento aquí es ¿Son necesarias tantas historias de un tema, que ya desde la 3 pintaba como desgastado?
Es cierto, no es necesario ver la trilogía para poder comprender la cuarta parte. Existen personajes que aparecen en las demás cintas, pero no son indispensables para agarrarle el hilo conductor a esta nueva historia. "Navegando en aguas misteriosas" tiene sólo un punto a favor de mucho peso: Johnny Deep; excelente, muy entrañable su actuación como el pirata borracho y desfachatado que no le importa engañar y sobresalir a pesar de cualquier asunto. Pero Disney debe estar muy consciente del trabajo que este GRAN actor hace de su trabajo, puesto es de lo poco rescatable de la cinta.
Aunque la casa Disney abriga muy bien la producción y su nombre en una película es sinónimo de calidad, la película deja mucho que desear y momentos que piensas, “me están tomando el pelo”. El guión sigue siendo muy rebuscado y en ocasiones cansado, con todo y que Deep pidió “aligerarlo” un poco; no me lo quiero imaginar más denso.
A diferencia de la 2 y la 3 que le sobraban como 20 minutos ésta, le podemos cortar unos 10, si lo vemos por el lado positivo pues no se hace tan pesada el desarrollo argumental de la misma. Aunque no puedo pedir mucho de una historia que desde un principio busco entretener, mantener a flote el argumento de la primera: La maldición del Perla Negra (2003) conforme fueron avanzando las partes, el barco se fue hundiendo; no hablar de la tercera entrega, la cual ABURRE horrores. En la cuarta, el argumento de “El perla negra” continua ausente. Muy ocurrente encapsularlo. La analogía no pudo ser mejor.
Las actuaciones son de pereza absoluta, algunas son malas, otras pésimas y TODO el trabajo recae en Deep, que por muy bueno que sea, llevar acuestas esta cuarta parte, es demasiada responsabilidad y aunque no es en lo absoluto malo, no consigue salvar a toda la tripulación.
En “Navegando…” existe un mal sabor de boca, historias metidas con calzador, una historia de amor sacada debajo de la manga y ciertos momentos en los que caemos, ¿de verdad estoy viendo esto?.
La fotografía es interesante, los momentos en la selva son de agradecimiento ante tanta tomada de pelo. Enamoran paisajes y playas bien seleccionadas. Pero se difumina después de descubrir varias historias secundarias que nunca terminan por hacer click y engancharte como cinéfilo. Es más, hasta esperar al final de TODOS los créditos para descucbrir qué más pasa. Es innecesario y absurdo.
Lamento mucho que una entrega que en 2003: me enamoro, lo reconozco, terminara así, pidiendo que los créditos aparecieran. Considero que si el objetivo de entretener se pierde, la película no tiene ese encanto para por lo menos esperar verla en la TV.
Por esto puedo ser apedreado por algunos, pero como dicen por ahí… “No puedo defender, lo indefendible”