Junto dos anécdotas para iniciar esta publicación: cuando inicié el proyecto en el cual hoy pueden navegar, alguien me hizo un comentario ¿quién madres va a leer todo el rollo que escribes? A lo que contesté: “Si yo pensará como tú, a este país ya se lo hubiera cargado el carajo”. En otra ocasión un maestro que tenía mucha experiencia en ciertos campos de la comunicación, fue cuestionado sobre porque si “era TAN chingón” andaba en una ciudad como Orizaba impartiendo clases, a lo cual el contestó: “alguien tiene que despertar las conciencias para que este país avance y podamos salir de los problemas que a los mexicanos nos afectaban. Muy egocéntrico el comentario pero con todas las palabras conjugadas en razón.
Un 23 de abril la UNESCO promulga a mediados de los 90’s la celebración internacional del libro. En honor al fallecimiento de tres grandes: Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de la Vega que “según” todos murieron el mismo día (23 de abril) aunque conforme avanzan los años este hecho se ve cada vez más nebuloso.
Ahora, contextualizando: ¿México por qué celebra “El día Internacional del Libro”? De verdad es de burla, vergüenza, pena ajena, celebración mitómana o ¿para dónde nos dirigimos? Hace un par de meses terminé una materia donde la estadística era la columna vertebral y descubrí que en los estudios no hay quien gané con ella. Se pueden callar muchas bocas si es bien empleada y con el sustento suficiente y el manejo correcto de la misma. Las cifras no mienten, según el estudio “hábitos de lectura” desarrollado por la UNESCO y la OCDE: de los 110 país que celebran este día; México se encuentra en el lugar 108 (hasta PENA me da escribir eso) además se menciona que el mexicano promedio lee 2.8 libros por año (sólo espero que los encuestados no hayan incluido el directorio telefónico, el libro vaquero y el TVy novelas como libros).
Es cierto, los números no mienten, pero es realmente complejo que a pesar de esos libros leídos exista tanta ignorancia entre los mexicanos, no se vayan muy lejos: nuestras faltas de ortografía y el cambio de letras, sólo porque el fonema es muy parecido, es prueba de ello.
Pero eso no es todo, se pone más surrealista; Sheridan (2007) argumenta con ese desolador paisaje de estadísticas, las más tristes son las que, como recodará el lector de Letras Libres, Gabriel Zaid difundió hace poco en su ensayo “La lectura como fracaso del sistema educativo”. Una de ellas señala que hay 8.8 millones de mexicanos que han realizado estudios superiores o de posgrado, pero que el dieciocho por ciento de ellos (1.6 millones) nunca ha puesto pie en una librería. Luego de mezclar cifras y trazar constantes, el lacónico Zaid concluye: “La mitad de los universitarios (cuatro millones) prácticamente no compra libros.” Luego dice que “en 53 años el número de librerías por millón de habitantes se ha reducido de 45 a 18” en la culta capital. Es decir: a mayor esfuerzo educativo, menos lectores. Esto demuestra algo realmente inaudito: en México la clase ilustrada es aún más bruta que la clase iletrada.
Es sorprendente como las cifras van tiñendo con verdad nuestra realidad. Nos encontramos en una situación compleja. No es grato escribir esto, pero como inicié este texto, moriré en el intento y creo no soy el único lunático que desear ver un México diferente, lejos de propuestas políticas baratas, programas de televisión estúpidos o seudo-intelectuales que creen porque leen a Carlos Cuautémoc Sánchez vamos a ser eruditos en diferentes causas.
Leer genera un visión diferente de tu realidad: ves, disfrutas y analizas el mundo de una manera muy distinta. Es cuestión de educación en la familia, de inculcar ese hábito desde pequeños; de decisión propia continuar disfrutando de la lectura. Un deber de toda persona, somos seres pensantes y por medio de los libros el pensamiento cambiará y generará cosas positivas en los pueblos, creara ideas y nuevas maneras de hacer y disfrutar las cosas. Resumiendo. PROGRESO.
Méxicano, eres libre, apaga la televisión, deja las revistas baratas, el chisme ES MOMENTO DE LEER MÁS Y MEJOR. Si vamos a morir en el intento lo haremos con la lucha de que la lectura será nuestra mejor arma para iniciar esa revolución sin manos de la que muchos hablan, pero pocos han probado.
En todos lados es importante inculcarlo y no es tarde para inciar con esta ardua labor. No interesa donde te encuentres o que hagas, pero que tengas la actitud, las ganas y la conciencia de que la lectura nos sacará de esa ignorancia en la que el mexicano promedio vive. JUNTOS haremos mejor las cosas.
Tomemos conciencia. Tú puedes hacer más por este país de lo que crees, con el simple hecho de abrir un libro y disfrutar la conjugación de sus palabras.
Ahora comparto con ustedes un pequeño video y tiene una excelente moraleja sobre nuestros hábitos de la lectura:
"Un pueblo que lee progresa
un pueblo lector es dueño de su destino
un pueblo de letras es un pueblo en libertad.
A leer y aprender para tonto nunca ser"
Video y párrafo tomado de Manuel García Estrada.
http://manuelgarciaestradabloggoficial.blogspot.com/