Una de esas dudas existenciales que le surgen a los
invitados de una fiesta donde el alcohol no fue ni el protagonista.
Dentro de una charla de fiesta sabatina, surgía la
conversación sobre la sociabilidad, el hombre y sus virtudes; créanme no había
alcohol de por medio, pues la mayoría saca a relucir los temas profundos cuando
vas por el sexto perla negra o el décimo vodka. Aquí no fue así.
El hombre es el único ser vivo que tiene la
capacidad de aplicar lo sociable entre otras características como la que me
lleva a escribir estas líneas. Escribir, ¿para qué hacerlo?, ¿tiene algún
objetivo?, ¿Nos darán un premio?, ¿por el simple y mero gusto de vivir en este
planeta?.
Bueno, hablaré de la experiencias que han conseguido
que me siente frente a una hoja y haga que la pluma se ponga en movimiento.
De niño, por lo menos cada
año Santa y Los Reyes Magos hacían que me sentará a redactar algunas líneas con
el propósito de ilusionarme con eso que tanto quería y que ellos podían
dármelo. Los juguetes.
De puberto, por medio de
la escritura lográs que la chica que tanto te quita el sueño, pueda voltear a
verte al dejarle notas, poemas, y cartas con la firme intención de iniciar una
relación.
De joven, entre trabajos y
proyectos debes dejar en claro que los conocimientos han sido comprendidos y
así obtener un título, que si bien es bastante superficial, ayuda mucho para
abrirte las muertas en el mundo laboral. Redactar y escribir se vuelve casi
algo tan latente como respirar.
De adulto contemporáneo,
te das cuenta que el escribir se convierte en una válvula de escape para dejar
salir todas tus ideas, locas, creativas, laborales y en conjunto con nuestras
nuevas adquisiciones: las redes sociales, esta actividad se vuelve más
interesante debido al posible publico
que será capaz de leerte y conocer la perspectiva de tus comentarios.
A donde quiero llegar con
esto, el escribir se convierte en una actividad tan natural como hablar, comer
o bañarse en el hombre y pocos han caído en cuenta del poder que podríamos
tener si además de hablar, supiéramos expresarnos correctamente a través de las
letras.
Mucha gente argumenta que
lo difícil de escribir es saber qué escribir, estoy de acuerdo, pero la vida
misma puede darnos la inspiración para tomar un punto de partida y compartir
los hechos que nos envuelven en los sueños o en la vida real. Es parte de
nosotros.
Dejar un legado de
historias, momentos y un buen sustento de nuestro paso por este planeta y de lo
bien que la pasamos viviendo en él, porque el que diga lo contrario puede irse
al otro mundo pero de manera inmediata y sin pedir explicaciones.
Anécdota de este
s̶u̶p̶e̶r̶h̶é̶r̶o̶e̶
mortal:
Aventuras existen
muchísimas sobre el arte del buen escribir, pero el objetivo es inculcar el
gusto por esta actividad y dejar plasmadas historias y momentos que más adelante
servirán a los demás para saber que pasaba por la cabeza de nosotros en futuros
no muy lejanos.
TWITTER: @HeyIntriago
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