abril 14, 2013

¿Para qué escribir?



Una de esas dudas existenciales que le surgen a los invitados de una fiesta donde el alcohol no fue ni el protagonista.


Dentro de una charla de fiesta sabatina, surgía la conversación sobre la sociabilidad, el hombre y sus virtudes; créanme no había alcohol de por medio, pues la mayoría saca a relucir los temas profundos cuando vas por el sexto perla negra o el décimo vodka. Aquí no fue así.


El hombre es el único ser vivo que tiene la capacidad de aplicar lo sociable entre otras características como la que me lleva a escribir estas líneas. Escribir, ¿para qué hacerlo?, ¿tiene algún objetivo?, ¿Nos darán un premio?, ¿por el simple y mero gusto de vivir en este planeta?.

Bueno, hablaré de la experiencias que han conseguido que me siente frente a una hoja y haga que la pluma se ponga en movimiento.

De niño, por lo menos cada año Santa y Los Reyes Magos hacían que me sentará a redactar algunas líneas con el propósito de ilusionarme con eso que tanto quería y que ellos podían dármelo. Los juguetes.

De puberto, por medio de la escritura lográs que la chica que tanto te quita el sueño, pueda voltear a verte al dejarle notas, poemas, y cartas con la firme intención de iniciar una relación.

De joven, entre trabajos y proyectos debes dejar en claro que los conocimientos han sido comprendidos y así obtener un título, que si bien es bastante superficial, ayuda mucho para abrirte las muertas en el mundo laboral. Redactar y escribir se vuelve casi algo tan latente como respirar.

De adulto contemporáneo, te das cuenta que el escribir se convierte en una válvula de escape para dejar salir todas tus ideas, locas, creativas, laborales y en conjunto con nuestras nuevas adquisiciones: las redes sociales, esta actividad se vuelve más interesante debido al posible publico que será capaz de leerte y conocer la perspectiva de tus comentarios.

A donde quiero llegar con esto, el escribir se convierte en una actividad tan natural como hablar, comer o bañarse en el hombre y pocos han caído en cuenta del poder que podríamos tener si además de hablar, supiéramos expresarnos correctamente a través de las letras.

Mucha gente argumenta que lo difícil de escribir es saber qué escribir, estoy de acuerdo, pero la vida misma puede darnos la inspiración para tomar un punto de partida y compartir los hechos que nos envuelven en los sueños o en la vida real. Es parte de nosotros.

Dejar un legado de historias, momentos y un buen sustento de nuestro paso por este planeta y de lo bien que la pasamos viviendo en él, porque el que diga lo contrario puede irse al otro mundo pero de manera inmediata y sin pedir explicaciones.



Anécdota de este s̶u̶p̶e̶r̶h̶é̶r̶o̶e̶ mortal:

Aventuras existen muchísimas sobre el arte del buen escribir, pero el objetivo es inculcar el gusto por esta actividad y dejar plasmadas historias y momentos que más adelante servirán a los demás para saber que pasaba por la cabeza de nosotros en futuros no muy lejanos.

 
TWITTER: @HeyIntriago



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